“La confianza sirve en las conversaciones más que el ingenio” (François de La Rochefoucauld) Hay cientos de frases, refranes o dichos populares sobre la confianza. Sin ella, estamos solos, perdidos y sin rumbo. ¿Para qué necesitamos confiar? ¿Van realmente unidos confianza y liderazgo?
La desconfianza apaga, crea tensión, cansancio, conflicto y destrucción. Quita fuerzas y energía para desarrollarnos, comprometernos y relacionarnos. La desconfianza lleva a la negatividad.
Por el contrario, la confianza da fuerzas, crea paz, calma, y desarrolla la creatividad, la iniciativa, el compromiso y la fidelidad. Supone un motor para la acción y el desarrollo. La confianza lleva a la luz.
La confianza implicaría creer y tener esperanza. También una convivencia pacífica y saludable, mientras que la desconfianza deterioraría y envenenaría la convivencia.
La confianza se puede practicar y desarrollar. Ha de ir acompañada de una serie de valores como la humildad, la honestidad, la generosidad, y todos aquellos que se hagan presentes en la persona de una manera armoniosa.
La crisis actual que vivimos, ha derivado en una falta de confianza en las instituciones, así como en la clase política, económica y social.
¿Se ha expandido esa desconfianza hacia nuestras organizaciones y sus líderes? La confianza es clave en nuestra vida, incluido el ámbito profesional, ya que toda actividad se fortalece con la confianza.
Confianza y liderazgo, van de la mano. Los grandes líderes infunden confianza a las organizaciones de las que son responsables. Hacen posible que los demás se atrevan, imaginen, ilusionen, creen y construyan. Además, confían en algo que va más allá y que marca su paso por este mundo: confían en la vida como un don que se les ha dado y que han de aprovechar sabiamente.
Tanto en la sociedad en general, como en las organizaciones de manera particular, pueden surgir líderes de manera espontánea, que se conviertan en referencia para los demás. Emanan confianza a raudales. Algunos quizás ya estuvieran latentes a modo de confidencias gracias a su capacidad de empatizar, actuando con inteligencia ante un contaminado entorno laboral, o siendo pieza clave en la resolución de un problema. Todo, con independencia de su puesto en el organigrama, y poniendo en evidencia la carencia o falta de liderazgo de su line manager, su Gerente o su CEO. Si lo piensas, quizás puedas reconocer a alguno en tu propia organización.
Estos líderes manifiestos por su buen hacer, podrían guiar a sus compañeros y organización, como nunca antes se hubiera hecho. Entonces, ¿por qué en muchos casos no están en puestos directivos o liderando a la sociedad? La causa, quizás podría estar en el miedo, la inseguridad, el narcisismo y el egocentrismo que ocultan las carencias de aquellos que sí lo están, alimentando su falso ego con la percepción de poder que creen tener.
¿Cómo se va a confiar en quien descuida? ¿Cómo se va a confiar en quien no empatiza en estos momentos de cambios disruptivos? ¿Qué compromiso habrá al perder la confianza en la propia organización, jefe o equipo? Y como sociedad ¿qué futuro tenemos en base a la desconfianza general?
Es esencial que confianza y liderazgo se hagan presente Si se pierde la confianza, ¿qué les queda a las organizaciones o a la sociedad en general?
La confianza, es una cuestión de energía: la confianza genera confianza, mueve y pone en acción. Se transmite con naturalidad como parte del Ser. Esto no se aprende en ningún curso de alta dirección, sino que forma parte del aprendizaje vital. Vivir la vida con confianza, implicaría actuar desde la consciencia plena, la propia sabiduría, la empatía o el propósito vital. Eso se transmite y se contagia
Si bien existen distintos grados, siempre es necesaria la confianza en uno mismo, en los valores, (aquellos que nos definen y en los que nos reconocen) en los demás (familia, amigos, equipos, directivos, etc), en nuestros maestros (necesitamos referentes sabios en los que confiar para crecer íntegramente), en la sociedad (dejando a un lado el individualismo y recordando que todas nuestras acciones repercuten en los demás), en las instituciones (políticas, religiosas, sociales, deportivas, profesionales, etc) en la nación y en la vida (rendirse a la experiencia confiando en ella).
La confianza marca el cómo afrontar la dificultad, la adversidad y la incertidumbre. Y eso, entre otras cosas, marca el liderazgo vital. Un liderazgo que se manifiesta en todos los ámbitos del Ser Humano. Por eso, el LIDERAZGO nace del Ser y no del hacer.
¿Correlacionan las personas que dirigen tu organización con esos líderes que generan confianza dentro de la misma?